Consejos para elegir una residencia de ancianos

En España hay más de 9 millones de personas mayores y las cifras van en aumento. Es importante que las…

Yo estoy en forma

¿Conocéis es frase verdad? Se dice mucho, sobre todo cuando intentamos aparentar ante alguien o cuando no entendemos realmente lo que significa “estar en forma” pero, en realidad, muy poco lo están. “Estar en forma” no significa que en tu vida diaria, haciendo cero deporte, te sientes bien físicamente, “estar en forma” significa que cuando tienes que pegarte una carrera para coger el autobús no llegas a la parada con los pulmones fuera del pecho, y que cuando te pegas un buen paseo luego no te duele todo, y que si tu hija o nieta echa a correr en el parque puedes pillarla a tiempo sin llevarte el susto de tu vida. Todo eso sí es “estar en forma”.

Si os fijáis, no he hablado en ningún momento de correr 10 kilómetros ni de levantar 5 kilos de peso con una mano y quedarte tan tranquilo/a, hablo de cosas que pueden pasar en el día a día, cosas para las que todos deberíamos estar preparado pero no lo estamos ¿sabéis por qué? porque realmente no somos una sociedad activa, somos más bien una sociedad sedentaria.

Yo misma me paso el día sentada, o casi todo el día. No lo había pensado y no porque no lo supiera sino porque no me había parado a pensarlo. Trabajo 8 horas al día sentada delante de un ordenador, y además en jornada partida, empiezo a las 8:30 y a cabo a las 19:00 así que aunque tengo un descanso de 14:00 a 16:00 en realidad también lo paso sentada porque entre que llegó a casa en coche, comemos a la mesa y demás, poco tiempo tengo a mediodía salvo para recoger un poco lo de la comida y meter a mi hija a dormir la siesta.

A las 19:00, cuando acabo, intento recoger un poco, jugar con mi peque si me da algo de tiempo y a lo tonto se me hacen las 20:30 fácilmente, hora de hacer la cena y cenar en familia. Acabamos, recogemos, preparamos todo lo del día siguiente y al final es la hora de acostar a la niña y de relajarnos los adultos antes de dormir, que tampoco es que falte demasiado. Así que, sí, mi vida es muy sedentaria.

Por eso, cuando bajo andando al centro un sábado por la mañana y luego intento subir de nuevo caminando y me doy cuenta de que me falta el aliento no me llevo las manos a la cabeza, porque no estoy en forma, para nada, y eso es lo que debemos cambiar.

Cada uno ha de organizarse de la mejor forma que pueda. Probablemente quienes tengan hijos se verán en una situación parecida a la mía, en la que parece que es imposible sacar tiempo para uno mismo, ya no digo para hacer deporte (que también) sino para lo que sea. Habrá quien pueda organizarse con mayor facilidad que otro pero todos debemos buscar el hueco, es nuestra salud lo que está en juego.

Mi solución era la siguiente: o se acababan las pelis relajadas en casa de 22:00 a 24:00 para invertir ese tiempo en deporte o se acababa levantarme a las 07:15 y tenía que empezar a pensar en levantarme a las 06:30 así que, elegí esta segunda opción.

Ahora dejo todo preparado por la noche, incluso la cocina recogida (algo que solía hacer por la mañana porque después de cenar se me acumula la tarea) y por la mañana solo me levanto, me cojo mi ropa de deporte, y me voy con mi perro a caminar hasta las 07:15. Luego me soy una ducha rápida, y acabo a las 07:30, hora en la que desayuno (antes no puedo, me sienta mal), y a las 08:00 le preparo el almuerzo a mi hija (mi pareja la ayuda a levantarse, vestirse y la lleva al cole), me despido con besos y a las 08:10 salgo por la puerta de casa. Entro a trabajar a las 08:30 y normalmente voy bien de tiempo.

El único problema de este planing es que ahora a las 23:00 estoy que me caigo de sueño pero yo intento aguantar al final de la peli, y duermo unas 7 horas que no está muy mal. Sin embargo, ¿os habéis fijado que al hablar del ejercicio que hago he dicho que “me voy a caminar con mi perro”? Podría hacer otras cosas, pero no puedo porque “no estoy en forma”.

Poco a poco

Y es que hay quien empieza a hacer ejercicio y pasa de cero a 100 en tres días, lo que es complicadísimo y además puede traer consigo graves consecuencias.

Quien empieza a hacer ejercicio sin ayuda de un profesional ha de hacerlo poco a poco, “despacio y con buena letra” como dice el refranero español, porque si te lesionas es posible que las consecuencias de esa lesión tengas que sufrirlas lo que te queda de vida.

Mi marido, hace un año, tuvo un desgarro muscular por haber hecho mal el calentamiento. Se juntaron varias cosas de hecho. Por un lado, tuvo problemas de tiempo y decidió empezar a correr sin hacer un calentamiento previo, ni un estiramiento adecuado, pensando en que como llevaba ya meses haciendo ejercicio a diario no pasaría nada si ese día no estiraba lo suficiente, craso error. Por otro lado, tuvo la mala suerte de pisar un trozo de acera rota con el pie derecho cuando estaba corriendo, lo que provocó que se le torciera un poco el tobillo, no mucho, pero sí lo suficiente como para que el gemelo se estirase un poco más de lo que su cuerpo permitía en ese momento y el resultado fue lo que él pensó que era una rampa y lo que a la larga resultó ser una rotura fibrilar.

Los profesionales de fisioterapia manual en Murcia en Centro Avance, le ayudaron a identificar el problema porque, esa es otra, no son muchos los profesionales (y menos en la Seguridad Social) que se paran y hacen realmente caso a problemas de esta índole. Por regla general, cuando te duele un brazo, un tobillo o una pierna, te hacen las radiografías pertinentes, una ecografía a lo mejor también, y te mandan al traumatólogo quien se tomará la molestia de verte y decirte que no tienes problema de hueso (algo que ya sabías) y que deberías hacer algo de ejercicio para prevenir esas cosas, por lo que te mandará algunos ejercicios para hacer en casa y algo de rehabilitación (con suerte). Luego, si te sigue doliendo mucho y vuelves a ir a consulta varias veces te acabarán mandando infiltraciones que, para ciertos casos están muy bien pero eso no cura, solo alivia el dolor y la inflamación.

Conclusión: o te pagas por privado un buen tratamiento de fisioterapia o tienes un buen seguro que te lo cubra.

Al final mi marido, que tiene la suerte de trabajar en horario de mañana intensivo y tener las tardes libres, ha optado por dejarse guiar por profesionales en la materia y sigue las pautas de estos entrenadores personales en La Laguna, donde residimos, y asegura que es lo mejor que podido hacer en mucho tiempo. Dice que ha mejorado en todos los sentidos: resistencia, fuerza y sobre todo, en su forma física.

Además, le recomendaron este aceite CBD para deportistas, para tratarse la lesión, y le ha ido de maravilla.

El aceite de CBD es una sustancia extraída de plantas cannabinoides, es decir, de plantas de cannabis. La diferencia es que el CBD no contiene THC (tetrahidrocannabinol), que es la sustancia psicotrópica que es la que realmente se considera na droga pues el CBD no tiene efectos de este tipo. Además, el aceite de CBD para deportistas no se ingiere sino que se utiliza a modo de aceite de masaje en las zonas afectadas por alguna molestia y gracias a sus propiedades analgésicas y antiinflamatorias ayudan a paliar el dolor y disminuir la inflamación muscular.

Yo, como no tengo tiempo para ir a clases de nada ni para contratar a un entrenador personal (a no ser que alguien quiera venir a mi casa a las 06:30 de la mañana) me tengo que conformar con lo de ir muy poco a poco, con buena letra, y sin hacer ejercicios demasiado bruscos. Por ahora lo de andar me ha venido muy bien, a mí y a mi perro porque ambos estamos adelgazando, y me siento más ligera, más capaz para hacer ciertas cosas, y lo noto también al correr detrás de mi hija.