El cine tiene esa excepcionalidad de poder llevarnos a cualquier lugar. Arrastrarnos en el tiempo o transportarnos al futuro sin movernos del sofá. A través de la pantalla, podemos viajar, soñar, reír, llorar o ser cualquier otra persona por un tiempo. Meternos en la piel del personaje no es solo tarea de los actores y actrices.
Cuando la interpretación es buena, el espectador, se mete en la escena con el actor o actriz. Por eso hemos preguntado a los profesionales de Blanc Clinic si en la categoría de los dentistas, los actores dan el pego. La respuesta ha sido un rotundo no, sobre todo en el género de terror. Obvio es que el dentista no debe dar miedo, ni es un torturador nato.
El cine ha llevado al público todas las profesiones habidas y por haber. El celuloide ha logrado que muchos de los espectadores, sientan curiosidad por profesiones que nunca se habrían planteado. Tal vez, aunque no sea lo más habitual, en el caso de la odontología, alguno haya salido de las salas de cine.
Huelga decir que la profesión de odontólogo u odontóloga en el universo cinematográfico, ha dejado personajes memorables. Desde un sádico Laurence Olivier haciendo a Dustin Hoffman pasar un infierno dental, hasta una Jennifer Aniston que acosa sexualmente a su ayudante durante las consultas.
En la comedia y el terror, es donde los dentistas cuelgan su bata. Sonda en mano, los actores hurgan en las bocas de otras estrellas cinematográficas. Vamos a dar un breve repaso a algunas de estas películas, que si bien no encajan dentro del paradigma dental y su profesión, si pueden provocar chirridos dentales o muestras de sonrisas.
Horror en la consulta
Uno de los títulos más destacados de la filmografía dental a la que aludimos, es “Marathon Man”. Esta inquietante intriga, narra las aventuras y desventuras de un aficionado a correr maratones. En la película ha de correr para salvar su vida. Siendo tan solo un joven estudiante, su mayor fechoría es la de ser hermano de un espía. Por esa razón se ve envuelto en una trama de robos y espionaje nazis donde un dentista algo psicópata, se las hace pasar canutas.
“El dentista” es otro de los títulos que invitan a no volver nunca jamás a sentarse en la silla del odontólogo. Aquí la trama es más sencilla pero no por ello menos perturbadora. Un dentista de renombre, encuentra a su mujer siéndole infiel con el chico que limpia su piscina. Topicazo de infidelidad que el pobre doctor, no encaja bien y decide resarcirse practicando aberraciones estomatológicas a sus pacientes y como no, a su señora. Cuenta con una secuela.
“La pequeña tienda de los horrores” comedia musical de terror, que cuenta entre sus personajes con un peculiar dentista que tortura a sus pacientes cantando canciones horribles. En este caso lo que más aterra son las letras o la voz de cantante aunque su cometido es infundir temor a sus pequeños pacientes.
El mismo actor, Steve Martin, repite como odontólogo en “Novocaine” otra suerte de comedia romántica con tintes terroríficos. En esta ocasión el dentista, un poco peculiar, es seducido por una paciente y gracias a ello se ve implicado en una trama de asesinato.
A carcajada limpia
De este sesgo cómico podemos destacar varios títulos que te harán mostrar los dientes, necesites o no un odontólogo.
No podemos empezar por otra que no sea “Falsas apariencias”. La trama gira en torno a un aburrido dentista que lleva una vida anodina y bastante común: trabajo, mujer que no le quiere, soledad y hostigamiento. Todo cambia diametralmente cuando a la casa de al lado, se muda un peligroso asesino a sueldo. Inicialmente el vecino es divertido y simpático lo que lleva al protagonista a verse envuelto en situaciones tan absurdas como peligrosas.
Las risas están tan aseguradas que se filmó una segunda parte, el tono se mantiene y aumentan los enredos.
En “Como matar a mi jefe”, un grupo de amigos planea asesinar a sus jefes por su falta de escrúpulos y empatía. Una de las jefas, es una dentista ninfómana con mucho morro que acosa sexualmente a su ayudante. El personaje roza la elegancia soez y el cinismo provocando risas por doquier junto con el resto del elenco. Sin duda, con esta cinta, que también cuenta con una segunda parte, más de uno lo que si querrá, es ir al dentista.
De producción más reciente, “Amalgama” una comedia en la que cuatro dentistas (tres hombres y una mujer) con sus correspondientes egos, coinciden en un Congreso del gremio, en la paradisiaca Riviera Maya. Durante el fin de semana que dura el congreso, los tres dentistas sentirán una atracción por la mujer que, por lo visto, tiene otros planes.
En los principios del cine, ya el maestro Chaplin hizo sus pinitos como “Falso dentista”. En este corto de 1914, el protagonista se ve envuelto en sus habituales embrollos a raíz de que cura a uno de los pacientes, que sufre intoxicación por el gas de la risa, con un golpe.
Como podemos observar, los dentistas siempre han estado presentes en el universo cinematográfico. Son muchos los filmes en los que sale la figura del dentista. Generalmente demonizada por que el dentista, hace daño y por tanto utilizada sutilmente como burla o terror.
Quizá la película que más muestre la realidad de un odontólogo sea “La vida secreta de un dentista”. En esta cinta, la pareja protagonista está compuesta por un matrimonio de odontólogos con una vida normal. Todo se complica cuando el descubre, o cree descubrir la infidelidad de su esposa. Aparece entonces un alter ego que le lleva a confundir la realidad con su propia imaginación.
Dejando a un lado las películas en sí, donde si tienen un filón los dentistas para incrementar su cartera de pacientes, en el gremio artístico. No se vayan a pensar que las sonrisas de los actores son siempre naturales.
Habrá que investigar y preguntar a los expertos cuales son los tratamientos de elección que demandan los actores para lucir siempre esas dentaduras de cine.
A buen seguro que el blanqueamiento dental y las carillas son los más extendidos en el mundo del celuloide.