La ropa infantil sigue siendo un reclamo a pesar del descenso de la natalidad

La ropa constituye un conjunto de piezas que son fundamentales para el ser humano. Nos aportan comodidad en todo momento, nos permiten tener una protección ante el frío durante el invierno y también hacen posible que lidiemos con las altas temperaturas durante los meses de verano. En definitiva, nada sería lo mismo si no contáramos con una ropa que nos permitiera adaptarnos con más facilidad al tipo de actividad que estemos haciendo o a las temperaturas que haga exactamente en el lugar en el que nos encontramos. Por eso decimos que las prendas de ropa son las mejores amigas para los hombres y para las mujeres.

Pero la ropa no solo nos proporciona esa comodidad a la que nos hemos referido en ese primer párrafo. También es un altavoz perfecto para la imagen que queremos que se desprenda de nosotros y nosotras. Vestir de una determinada manera indica qué tipo de persona somos y cuáles pueden ser nuestros intereses. Si portamos una camisa lisa y elegante, por ejemplo, lo que estamos intentando es generar una muy buena primera impresión a todas aquellas personas a las que vamos a conocer durante ese día. Si, por el contrario, llevamos una camiseta de corte más deportivo, la intención que tenemos es la de aparentar juventud.

En los párrafos que siguen, queremos referirnos a un tipo de público muy concreto y muy especial dentro del mundo de la ropa. Hablamos del público infantil que, como personas que son, también necesita un conjunto de prendas que cubran sus necesidades. En estos casos tan concretos lo que prima por delante de todo es la comodidad. Y es que, si queremos que un niño o niña sea feliz, tiene que llevar camisetas y pantalones que no le molesten, que le permitan desplazarse con facilidad y que, en resumidas cuentas, que le afecten lo menos posible al desarrollo de su día a día tanto en casa como en el colegio.

Decimos que estamos hablando de un público muy especial no solo por todas las implicaciones que van asociadas al hecho de ser niño o niña, sino también porque se trata de un grupo de población que se ha transformado de una manera bastante interesante en las últimas décadas. Buena prueba de ello es el estudio que vamos a compartir con todos vosotros y vosotras y que proviene del portal web Statista. En él, podemos ver el número de nacimientos que se han producido en España desde 1975 hasta el 2021. 

Queremos hacer varios análisis en relación al estudio al que acabamos de hacer referencia:

  • Hay un primer tramo, que es el que va desde 1975 hasta más o menos la mitad de la década de los 90, en el que el número de nacimientos se redujo de una manera bastante considerable como consecuencia de aspectos sociales como la incorporación de la mujer al mundo del trabajo y la reducción del tiempo con el que ellas contaban para poder criar a un hijo o hija.
  • Hay otro segundo tramo en el que la tendencia es la contraria y en el que el número de nacimientos volvió a crecer hasta superar incluso el medio millón. Va desde mediados de los 90 hasta el año 2008. ¿Por qué se invirtió la tendencia? La teoría que manejamos es que se debió en buena medida a la inmigración. Las parejas extranjeras afincadas en España empezaron a tener hijos que podían gozar de la nacionalidad española.
  • El último tramo es el que empieza en 2008 y finaliza en el último de los años en el que se realiza el análisis, el 2021. La tendencia vuelve a ser decreciente en este punto. ¿Por qué? Aquí entra en juego un factor clave: la crisis económica del ladrillo, que en España llegó a deparar una cifra de parados superior a los cinco millones y que provocó que mucha gente no pudiera permitirse la posibilidad de tener descendencia.

Nos hemos detenido en todos estos análisis porque podrían haber afectado a una actividad como de la que estábamos hablando, la de la ropa infantil y su producción. Con una natalidad a la baja, seréis muchas las personas que penséis que ese sector se encuentra en cierta medida en crisis. Eso es lo que nos indica la lógica. Pero es que también hay muchos otros factores que tienen que ver con este asunto y que generan una influencia tremenda en la actividad de las empresas encargadas de la producción de ropa para niños y niñas. Uno de esos factores es la cantidad de ropa que se compra por cada niño o niña, que ahora es mucho mayor de lo que lo era hace algunas décadas y que permite que la producción y venta de ropa infantil incluso haya crecido en momentos en los que la natalidad está descendiendo.

Aquí entra en juego otro debate que seguro que habéis mantenido con varias de las personas que conforman vuestro entorno. ¿Cuántas prendas debemos tener en nuestro armario? Hemos querido echar un vistazo a lo que apuntan desde diferentes medios de comunicación y a continuación os vamos a enlazar una noticia que vio la luz en la página web de El Comercio. En ella, la cifra se fija en unas 33 para los adultos. Sin embargo, a nosotros nos parecen pocas y os diremos más: si para una persona adulta solo fueran necesarias 33 prendas de vestir, para un niño o niña la cantidad debe ser sensiblemente superior.

Los motivos son más que evidentes. Cuando una persona tiene poquitos años de edad, lo más normal es que se manche cada vez que vaya a probar bocado. Quienes seáis padres o madres sabréis de primera mano que hay días en los que hay que cambiar dos y hasta tres veces de ropa a nuestras hijas e hijos. Si tuviéramos solo 33 prendas en total, ¿cada cuánto tiempo tendríamos que poner una lavadora? Sería una verdadera locura que tuviéramos que estar pendientes continuamente de esa lavadora y de secar la ropa para que estuviera disponible lo antes posible.

Que cada niño y niña tiene hoy en día más ropa que nunca es algo que está fuera de toda duda y que, para más claridad, nos han confirmado desde Blau i Rosa. Estos profesionales aseguran que el motivo, más allá de proporcionar todo tipo de ropa y comodidades a los más pequeños, también giran en torno a la previsión de las familias y a la propia imagen del niño y niña, es decir, que por un lado las familias compran ropa de cara a uno o dos años más adelante, cuando sus descendientes ya han crecido algo más, y por el otro procuran otorgarle una variedad de registros en lo que a ropa se refiere para no encasillarles únicamente en un estilo de vestimenta.

Un tipo de negocio que ha crecido gracias a Internet 

Una de las explicaciones que también podemos atribuir al crecimiento de un sector como del que estamos hablando a pesar del descenso de la natalidad es el hecho de que se ha incrementado la posibilidad de comprar online. Esto hace que las familias tengan mucho más a mano la compra de ropa, lo cual siempre es de agradecer y nos quita esa pereza que muchas veces da acercarse hasta una tienda física para mirar las prendas que queremos para nuestros hijos e hijas y adquirirlas.

Por eso no para de crecer la facturación de los negocios especializados en la venta de ropa infantil por Internet. Es una tendencia que se está experimentando en más sectores y que, desde luego, ha venido para quedarse. Todo lo que sea otorgarle facilidades a la gente para que compre sin tener que levantarse del sofá va a proporcionar beneficios a las empresas. Y os podemos asegurar que este ha sido uno de los motivos por los que, en primer lugar, dejamos de lado la crisis económica de 2008 y por los que, además, hemos salido tan rápido de una situación económica tan complicada como la del coronavirus.

España va a seguir en la línea de lo que hemos venido indicando. Creemos que la natalidad no va a crecer de cara a los próximos años y que, como mucho, se va a mantener. Pero eso no va a conducir al sector relativo a la ropa infantil a un descenso de sus ventas. Y es que las familias van a seguir queriendo lo mejor para sus hijas e hijos, lo que tiene mucho que ver con proveerles de una variedad de ropa de lo más completa.

Es importante que un sector como este se mantenga activo de cara a las próximas décadas. La venta online es la mejor manera de hacer que así sea y es lo que va a seguir ocurriendo de cara al futuro. La ropa es una necesidad básica para el ser humano, pero adquiere una importancia muy grande entre las personas más vulnerables, siendo los niños y niñas pequeñas y la gente anciana la más representativa en relación a esa vulnerabilidad.