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La importancia de viajar para la salud mental en pareja

Por suerte ahora se habla y mucho de salud mental. Desde que Iñígo Errejón llevó el tema al Congreso de los Diputados, es cierto que ahora todos sabemos por qué lo hacía, parece que se ha perdido el miedo a hablar del tema. Yo soy de esas personas que pienso que todos tenemos problemas de salud mental, aunque unos lo escenifican de una manera y otros de otra. Pero al final, todo es cuestión de cómo afrontar el problema.

Para una persona el mayor problema de su vida puede ser el no encontrar pareja, algo que para otro es una chorrada y lo importante es la salud. Sin embargo, para el que tiene salud física se da cuenta que es su trabajo el que le está provocando graves problemas de salud mental. Y llega uno más y dice que sus problemas vienen porque tiene unos hijos adolescentes y no puedo más. Es decir, que los problemas de cada individuo son muy subjetivos y, ante todo, respetable.

En mi caso tengo que reconocer que no fue fácil reconocer que tenía problemas de salud mental. Yo era por los problemas de pareja que estaba teniendo con mi mujer. Quizás lo de comenzar mi relación con 18 años no fue bueno. Y lo digo ahora que con 43 me encuentro cumpliendo las bodas de plata con ella, pero he de reconocer que si volviera a nacer, si empezara de nuevo, no volvería a echarme novia a una edad tan temprana.

Es cierto que han sido momentos muy bonitos con esa edad, pero también es cierto que me he perdido otros que quizás hay que vivir más intensamente. Ahora, ya con 25 años en la mochila y una hija de por medio, la relación es costosa. Se ha perdido la pasión y la llegada de una hija, lejos de poder cimentar más las bases, creo que ha servido para destruirla. Por eso, llegó un momento en el que me dije que no podía más, que había que parar. Y fue el momento de acudir a una terapia en pareja.

Es cierto que yo no era de esos que creía en estas cosas, pero una conversación cerveza en mano con una amiga del colegio que había pasado por lo mismo, me sirvió para recapacitar y dar el paso. La verdad es que no tenía nada que perder. Así que me lancé de lleno.

Como os digo no fue fácil, cuando mi mujer y yo nos vimos a las puertas del centro de psicología Canvis se nos vinieron un montón de recuerdos a la mente. Y es que en un cuarto de siglo da para mucho.

Un paso importante

Desde el primer momento sentimos que la terapia realizada por el psicólogo de pareja era como un tipo de intervención terapéutica en la que los dos estamos recibiendo ayuda por parte de un psicólogo especializado para trabajar en sus conflictos y mejorar la salud de su relación. Y eso nos dio tranquilidad.

Prefiero no entrar en muchos detalles sobre esas charlas, pero es cierto que nos recomendó una cosa que creo que fue la clave para mantener la relación. Porque ya os adelanto que por suerte seguimos juntos. Es cierto que no es la relación que mantuvimos cuando éramos jóvenes, y que podría ser mejor, pero esta visita al psicólogo de parejas nos vino muy bien para conocer un poco más, sobre todo, de lo que queríamos hacer con nuestra vida.

La principal recomendación que nos hizo, y que hemos seguido, es que viajáramos. Y así lo hicimos. Comenzamos a realizar esos viajes que también hicimos cuando arrancábamos la relación, pero en este caso lo hicimos con otra mentalidad.

Nos necesitamos y hay que viajar

Con la mentalidad de que somos dos personas que nos necesitamos y que nos queremos. Sabemos que la pasión será difícil de encontrar, pero quizás en estos viajes la mente se abre y sirve para darnos cuenta de que tenemos muchas cosas en común y que queremos seguir compartiéndolas.

El simple hecho de planificar el viaje ya nos sirve para hacer algo en común, y en este caso, aportar ideas diferentes y saber construir un relato.

El viajar siempre nos sirve para aumentar nuestra adrenalina para que pocos minutos u horas después se alivie y sientas una bocanada de felicidad, tranquilidad y bienestar.

Y aunque como os digo esto ya no es Nueve Semanas y Media, es cierto que sirve para mantener algo de pasión. Viajamos a hoteles y eso siempre sirve para ponerle un poco de picante a las noches. Aunque es cierto que muchas veces acabamos muy cansados de patear las ciudades que visitamos.

Ante todo, y ya para finalizar, yo diría que viajar es bueno para la salud mental fundamentalmente porque nos da felicidad.  Y eso al final es lo que buscamos, la felicidad. ¿No?